María Ileana Faguaga
Benemelis inicia El miedo al negro: Antropología de la colonialidad con un auto de fe, e inmediatamente continúa situando el dedo dentro de la supurante llaga de un continente por rehacerse sociológica y estructuralmente, única manera de que fructifiquen sus hasta ahora malogrados intentos de rehacerse políticamente.
“Pienso –dice- que la mayor injusticia del mundo moderno ha sido las arbitrariedades de género y de raza” . Así de categórico inaugura Benemelis su texto, y nos introduce en este conminándonos a recorrer con él por una lógica que en este siglo XXI debería sernos a todos insoslayable e irrefutable, la cual nos permitiría afirmar con el autor que: “las diferencias de sexo no menos que las diferencias de raza son construidas ideológicamente como ‘hechos’ biológicos significativos en la sociedad, naturalizando y legitimando las desigualdades sociales” .
Ya vamos remontando la segunda década de una convulsa centuria mientras, abrazados y aferrados a lo peor de la modernidad, no todos alcanzan ni desean penetrar en esa lógica.
Acto seguido el autor se nos torna explicativo. “El mundo moderno –afirma- se conformó a partir del racismo, y por eso ha sido tan difícil al descendiente de esclavos africanos obtener la equidad. Por eso, no es posible abordar el tema del Estado y la nación, de la cultura y la sociedad en las Antillas, y en América en general sin incluir el racismo, la etnicidad, la jerarquización social, la no descolonización y el criollismo-nacionalista. Pero estos temas no son abordados en toda su plenitud en nuestro continente, pues ello entronizaría una reorganización política y social de sus estados y naciones” .